Sunday, August 31, 2014

El texto bíblico “original”

 

El realismo científico asume que sí hay un mundo real afuera de la mente del sujeto pensante, y que tal mundo está habitado no sólo por entidades naturales (descartando lo sobrenatural) sino sólo por entidades materiales concretas (descartando entidades abstractas e inmateriales). El realismo científico propone la posibilidad de conocer tal mundo exterior a la percepción humana. Dicho supuesto ha pautado notables aproximaciones al entendimiento de la realidad natural de ese mundo, pero una epistemología autoconsciente de los excesos por soberbia intelectual no deja de insistir en el carácter provisional de esas aproximaciones.

Asimismo, la crítica textual asume que, en alguna medida, es posible determinar el texto original de manuscritos antiguos, seculares o religiosos, pero con carácter aproximado, corregible y mutable con base en la evidencia disponible. Para el caso de manuscritos antiguos, tal evidencia consiste en fragmentos de los textos y copias de los mismos hechas durante el correr de los siglos.

La tarea del crítico textual, entonces, incluye examinar la evidencia disponible para luego sopesar la medida o la coherencia en que una aproximación propone un probable texto original. La dificultad fundamental, por supuesto, radica en sostener una conclusión cualquiera cuando no se tiene el texto original contra el cual contrastar cualquier propuesta —lo cual es el caso, por ejemplo, de todos los manuscritos del conjunto de textos del Nuevo Testamento; es decir, no se cuenta en la actualidad con ningún texto autógrafo (manuscrito original) de la biblia cristiana, todos se han perdido en las arenas del pasado.

El crítico textual del Nuevo Testamento tiene una enorme responsabilidad pues no pocas ideologías religiosas cristianas ponen a tal conjunto de textos como en un altar para hacerlo objeto de adoración y veneración con carácter de sagrado e inerrante; es decir, como si fuese fijo, incorregible e inmutable.

La responsabilidad del crítico textual neotestamentario incluye, además, una clara divulgación tanto de la relevancia de su tarea como de los conceptos básicos de la misma. Su responsabilidad resulta aún mayor cuando se contempla el apabullante analfabetismo histórico-religioso que impera en numerosas congregaciones cristianas que irónicamente se dicen ser bastiones del cristianismo pero que, en los hechos, resultan ser guardianes de la ignorancia y del fanatismo: henchidos de certezas, ultraconservadores de un supuesto monopolio del cristianismo.

El crítico textual neotestamentario tiene en sus manos la posibilidad de aportar a la edificación de cristianismos más incluyentes, menos temerosos de la otredad. Este crítico es uno de los profesionales de la filología quien más conciencia tiene de la ausencia de un único, preciso y unánime criterio para determinar lo que podría llamarse “un texto original” bíblico. El crítico textual neotestamentario investiga y hace públicos los datos fácticos de la realidad histórico-crítica de los textos del Nuevo Testamento. Por ejemplo, que la redacción original parece haber ocurrido en griego, durante los años 60-70 para el caso de los textos canónicos más antiguos, y durante los años 85-95 para los canónicos posteriores; que los cuatro evangelios canónicos son de autores anónimos y que tales autores no sólo no eran pescadores o campesinos iletrados sino que contaban con una considerable formación literaria como para poder componer en griego koiné –griego helenístico–; y tantos otros hechos histórico-críticos que al ser ignorados dejan al cristiano fervoroso en una lamentable posición de mero entusiasmo analfabeta.

Los textos neotestamentarios antiguos contienen una gran variedad de conceptos útiles para un cristianismo actualizado, pero su realidad textual no justifica una sola interpretación “oficial” o institucional sino muchas y variadas interpretaciones, tantas como necesidades actuales y personales haya. La realidad textual de los libros del Nuevo Testamento ofrece un amplio espacio interpretativo, donde hay lugar para las interpretaciones de aquel interesado en lograr mejores y más incluyentes cristianismos.

Preguntémonos ahora juntos, amable lector, ¿por qué importa la crítica textual?